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miércoles, 14 de febrero de 2018

Paula prepara la mesa









Paula prepara la mesa, la pone linda. Su mejor porcelana, sus copas de cristal.Heredadas de la abuela Sofi. Pone un ramo de flores.Son pequeñas y bellas. Como Paula que se puso un vestido acorde a la ocasión, es el Día de los Enamorados. Paula quiere sorprender a Matías. Aunque para sorprender a Matías tenga que hacer un curso de demolición de la infelicidad.


Paula se pone el rimmel, tiene ojos grandes como de ciervo.Y hermosos como los de los ciervos. Almendrados dice Matías.Paula tiene ojos almendrados.Le cae una lágrima mientras se los maquilla. Sabe que no importa que tan bella sea está condenada a la soledad más árida.Sabe que por más que los hombres se mueran por ella Paula ya no cree en nada. En ella, sólo cree en ella.


Desde la cocina viene el olor del pollo en el horno, pollo al horno con papas. A Matías le parece de 10 el menú, llevo helado dice por el teléfono. Paula saca la placa del horno, da vuelta el pollo, las papas ya están doraditas, crujientes. Tienen romero y aceite de oliva.


Paula continúa arreglándose y cuando se está por poner el rouge recuerda las veces que paso el Día de los enamorados sola aunque estaba con Matías pero los pasaba sola. Sí literalmente sola porque Matías siempre tenía pretextos:que el laburo, que la oficina, que la madre, que la madre que te paríó Matias. Paula cierra los ojos de tremendo cansancio.


Y se decide a arruinar todo, por eso el rouge en vez de terminar en la boca continúa por las mejillas eso sí junto con las lágrimas. Ni Romeo ni Julieta. BASTA.


Y deja que se queme el pollo. Y las papas queden carbones y se toma dos copas de vino una tras otra para envalentonarse. Sabe que va a decir, va a ser precisa, va ser sincera. Su matrimonio con Matías no va más, lo quiso mucho. Pero el amor se evapora como las gotas de agua. Especialmente si tenés de partenaire un olvidadizo, un necio, un infiel,un descuidado, un pelafustán como Matías.

Escucha que gira la llave en la puerta, se saca la ropa, se queda en corpiño y bombacha en la punta de la mesa. Parece un clown loco y desnudo y disfruta de la cara que va a poner Matías, pone la música a todo lo que da, cosa que irrita siempre a su esposo.


Matías ve todo y saca conclusiones. Ella lo mira letal como perra, como una maldita bitch. Y levanta la copa y alcanza a decir borracha ¡ Que viva el amor Matías !.


Mónica Pedraza

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