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martes, 5 de diciembre de 2017

Julius








No hay lugar donde esconderse.El silencio es piel.En el desierto todo arde.El escondrijo de la lagartija es oscuro y frío sin embargo. Julius se había ido de la casa de sus padres hace tiempo. Y todavía se sentía en deuda.Una enorme pena le pesaba en el pecho y le impedía ser feliz fuera donde fuera.


Pensaba en su madre, en la larga figura familiar, en la amorosa figura materna siempre presta a auxiliarlo, a brindarse ante cualquier duda que tuviera. Y quizás esa gran devoción de su madre lo terminó lastimando, porque lo dejaba cubierto cuando él quería desollarse y gritar para saber que cosa era eso del dolor, la enfermedad, existir.


Había sido un hijo de la adultez de sus padres y por eso el cuidado, el intenso sermón cuando volvía tarde, temían y temían perderlo. Era como una cruz atravesándolo desde niño.


Por eso un día salió a comprar unos diarios, vio la puerta abierta le dijo a su madre que ya volvía y no regresó...Vio la oportunidad y la tomó.Los llamó a la noche para tranquilizarlos y decirles que había volado del nido, que no se preocuparan. Lo atendió su padre, lo insultó eso de que "mal hijo" y bla bla bla , alcanzó a oir a su mamá sollozar.

La Vida es un círculo, el Tiempo es circular, la alegría es pequeña, el dolor es largo y continuo. Julius podía sentir eso y seguir aún a pesar de eso, del llanto de la madre y el enojo del padre.


Los primeros días debió arreglarse para comer con cualquier trabajito por ahí, siempre caía parado, era alto y bonito. La gente siempre tendía a pensar bien de él en una primera impresión, era educado, muy educado.Hubo noches con derrotas inmensas como batallas perdidas y cuerpos, evolución, regresión,involución, asfixia,cuerdas, noches de disco y enfermedad.Búsqueda de calor, obsesiones, manías. Trabajos, hastío, verguenza y sexo.


Y llegó el amor, Sebastián. Y el intenso sufrimiento y la dicha aparente. Vivieron juntos, demasiado tiempo se dice. Sebastián era interesado, vivía trabajando, frío, frío.

Cuando se conocieron le había parecido hermoso,vital aunque siempre tenía un aspecto de perdido, de fragmentado.Vaya a saber , Sebastián era parco, hablaba lo justo, era intenso a su manera, energético y muy frívolo.El día que se separaron, lo miró a los ojos por última vez y sólo vio vacío, oscuridad, miedo en él. Julius había tratado de todos los modos que Sebastián perdiera el miedo, que se tranquilizara, le hablaba siempre que había un futuro juntos, que no temiera la pobreza, el ridículo...

Imposible. Tarea imposible.

Julius se fue lejos de Sebastián ni siquiera quería estar a metros de él. Viajó mucho solo. Viajar solo ayuda a conocerse a fondo, a agrandar el valor, toda noche fuera, lejos es una noche que podría ser temible pero es experiencia, es capacidad de encontrar fuerzas, estrategias de supervivencia, también es disfrute.

A veces llamaba a su madre para escuchar la voz querida y no contestaba, la escuchaba con atención. Muchas veces cuando cortaba la comunicación lloraba.Se decía que algún día los visitaría, que les diría a sus padres que no se fue por nada en especial sino que quería respirar, equivocarse, saberse solo y sin miedo.


Cierra los ojos, luego de la lluvia hay un arco iris intenso , de los más intensos que ha visto y pide en murmullos algo, algo que ni siquiera llega a escuchar.O que tal vez no quiera escuchar, saber.No pide por Sebastián, sabe que ya tiene compañía. Sus amigos siempre se lo dijeron y nunca les hizo caso. Pide por él mismo, pide un lugar en el mundo donde poder ser un hombre entero, fuerte, íntegro, perderse en alguien que sea magnífico. Pedir imposibles es la manera de exorcizar la noche, el frío, el desierto, las rutas y la tristeza.


Mónica Pedraza

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